La maldición de la Casa Winchester
Estados Unidos es un país que se encuentra lleno de lugares misteriosos y embrujados, aunque pocos de ellos son tan célebres como la aterradora Casa Winchester, una enorme mansión ubicada en el estado de California y que años atrás, fue el hogar de una adinerada viuda. La gente asegura que esta construcción se encuentra habitada por las almas de cientos de personas asesinadas.
Pero comencemos a contar la historia de este lugar desde el principio. Corría el año de 1840 cuando William Wirt Winchester, un adinerado hombre cuya inmensa fortuna provenía de la fabricación de armas de fuego, contraía matrimonio con su prometida, Sarah Lockwood Pardee.
Juntos tuvieron una hija de nombre Annie Pardee Winchester, la cual solo vivió seis semanas, Falleció muy pequeña, a causa de una rara deficiencia de proteínas en su organismo.
En 1881 el señor Winchester falleció víctima de la tuberculosas, y Sarah Winchester se quedó con una herencia de 20 millones de dólares, (en ese tiempo era una gran cantidad de dinero), provenientes de la Winchester Repeating Arms Company. La tragedia apenas comenzaba para ella.
Sarah estaba convencida de que algo maligno la perseguía desde la muerte de su hija.
Se dice que se puso en contacto con un psíquico de Boston, el cual le reveló que estaba siendo acechada por todas las víctimas que habían perdido sus vidas, a causa de las armas que fabricaba la empresa de su marido. Si quería mantenerse a salvo de ellas, tendría que erigir un lugar en el que nunca pudieran alcanzarla.
Fue hasta el año de 1884 cuando la señora Winchester mandó construir su casa con una serie de instrucciones muy específicas y descabelladas.
Los requerimientos eran simples: no se usarían planos para levantar la vivienda. Esta se construiría de manera completamente improvisada, añadiendo tantas puertas, ventanas y habitaciones como fuera necesario, pues la casa siempre tenía que estar en construcción. Y es que, de acuerdo con las órdenes de aquel psíquico, si en alguna ocasión cesaba de construir la morada, Sarah estaría condenada a morir igual que su hija y su marido. Las habitaciones de la casona servirían para confundir y encerrar a los espíritus que la atormentaban.
Como resultado de todo esto, la residencia Winchester terminó por convertirse en un laberinto interminable de puertas que no daban a ningún sitio, ventanales puestos en los lugares más incoherentes y escaleras de más, entre otros detalles que han convertido a este lugar en una curiosa atracción turística de la actualidad.
Hasta hoy en día, la casa cuenta con más de cien dormitorios, trece baños, seis cocinas, dos salones de baile, diecisiete chimeneas y múltiples torres. Solo hay una bañera en todo el lugar y múltiples espejos, pues Sarah en su superstición, creía que los fantasmas le temían a su propio reflejo. Y aunque hace mucho tiempo que falleció, quienes visitan la construcción aseguran que ella tenía razón. A veces se escuchan ruidos raros o se ven sombras siniestras por los rincones.
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